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jueves, 9 de abril de 2009

Leucemia



La leucemia o leucosis es un grupo de enfermedades malignas de la médula ósea que provoca un aumento incontrolado de leucocitos (glóbulos blancos) clonales en la médula ósea, que suelen pasar a la sangre periférica aunque en ocasiones no lo hacen (leucemias aleucémicas). Ciertas proliferaciones malignas de glóbulos rojos se incluyen entre las leucemias (eritroleucemia).

La leucemia es el cáncer más frecuente en la infancia (3-4 casos por cada 100.000 niños menores de 15 años).

Clasificación
Existen distintos tipos, de acuerdo con la población leucocitaria que afecten:
* Leucemia mieloide crónica.
* Leucemia linfoide crónica.
* Leucemia linfoide aguda o Leucemia Linfoblástica
* Leucemia mieloide aguda o Leucemia Mieloblástica
* Leucemia mielógena
* Además de linfomas no Hogdkin leucemizados, es decir con la presencia de células linfomatosas en la sangre periférica, como sucede en la Tricoleucemia.

Características
La principal característica de las leucemias agudas es la presencia de un "cese madurativo" de las células de línea mieloide (LMA) o Linfoide (LLA) con blastosis en médula ósea (superior de 20% de celularidad no eritroide según la OMS).

Formas de presentación
Si bien algunas leucemias tienen carácter fulminante, otras pueden ser enfermedades indolentes, de presentación insidiosa. Ya que no existe ningún síntoma que por sí solo y de manera específica permita diagnosticar esta enfermedad, siempre debe descartarse la presencia de leucemia en presencia de manifestaciones clínicas sugerentes, tales como un hemograma alterado. El método más seguro para confirmar o descartar el diagnóstico es mediante la realización de un mielograma y, sólo en casos seleccionados, puede ser necesario realizar una biopsia de la médula ósea.

Algunas de sus manifestaciones clínicas más importantes son:

* Compromiso del estado general: decaimiento, falta de fuerzas, inapetencia, baja de peso importante.
* Fiebre que dura varios días sin una causa aparente, sudoración nocturna, escalofríos.
* Dolor o sensibilidad ósea, dolores articulares y de extremidades.
* Hemorragias frecuentes sin motivo aparente, por ejemplo, sangramiento anormal de las encías o de nariz.
* Petequias (Manchas pequeñas de color rojo por extravasación sanguínea) o Hematomas sin haber tenido algún golpe.
* Palidez de piel, interior de la cavidad oral o de los párpados.
* Aumento de tamaño de los ganglios linfáticos.
* Aparición de masas o crecimientos anormales de órganos abdominales como el bazo y el hígado, o aparición de masas que crecen en otras partes del cuerpo.
* Alteraciones de los exámenes sanguíneos (Hemograma, VHS, etc.).

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